Normandia, 15 Agosto de 1942.
Querida Margarita:
Cuando recibas esta carta supongo que ya hará tiempo que tienes noticias de nuestro desembarco en las costas de Normandia y estarás al corriente de la situación, o mas bien dicho, de nuestro éxito o de nuestro fracaso. Estamos a punto de ver el litoral francés y quiero aprovechar estos últimos momentos de tranquilidad para dedicarlos a la mujer que mas quiero y que mas debe estar sufriendo en estos momentos. Sé que nunca entendiste como fui capaz de alistarme voluntario en el ejercito británico y menos que me ofreciese para ir a defender a los franceses contra el régimen nazi, pero lo que mas valoro de ti es que aunque no compartieses esta idea, tu apoyo ha estado total e incondicional y esto es lo que me ha hecho tirar hacia delante sin miedo y con una idea muy clara: Si queremos un futuro, hemos de arreglar el presente y si conseguimos echar a los alemanes de Francia, habremos puesto la primera piedra para construir este sueño. Querría decirte muchas cosas mas, pero prefiero guardarlas para otra ocasión, que espero sea pronto y no por carta, pues estoy convencido que no tardaré mucho a estar otra vez cerca de ti.
¡Muchos besos margarita!
¡Te quiero!
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