Que no me vean, por Dios, que no me vean. Ya es mala suerte que, con lo grande que es Madrid, hayan tenido que venir a cenar a este barrio. Y están todos. Mi ex mujer con el capullo de Méndez, y el jefe, y los pelotas. El capullo de Méndez presumiendo de traje, de mujer y de Tarjeta Visa Oro de empresa. Esa tarjeta que tenía que haber sido mía, y ese traje. Y esa mujer. Ya no me fío: por si acaso vuelven, esta noche me busco otro cajero para dormir.
Atticus
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