domingo, 20 de marzo de 2011

Un espejo en el que mirarnos

Impresionante, no tengo otra palabra para describir lo sucedido en Japón estos días, pues no recuerdo haber vivido nunca una desgracia de esta magnitud en directo y aunque no haya estado allí en el momento del terremoto y posterior tsunami, la televisión, internet, y la telefonía móvil nos han hecho vivir la tragedia japonesa en primera persona, como si allí hubiéramos estado presentes en el momento de los echos. No voy a hablar de los destrozos provocados por el sisma, todos lo sabemos perfectamente, lo hemos vivido infinidad de veces en los medios de comunicación. Tampoco quiero hablar del sufrimiento de las personas, podemos imaginar el dolor de la gente que además de haber perdido seres queridos, se han quedado prácticamente sin nada material, una absoluta desgracia. Pero dejadme que haga una ultima referencia sobre estos temas, por si fuera poco, a todo esto se une el miedo provocado por el incidente en las centrales nucleares y que ha provocado que haya perdidas de partículas radioactivas a la atmósfera y que todavía no sepamos con seguridad si la cosa va a ir a más, por desgracia, el pueblo japonés sabe a lo que se expone, pues fueron victimas como todos sabemos de las bombas atómicas lanzadas contra dos de sus ciudades durante la segunda guerra mundial y que aun están muy frescas en el recuerdo. Pero realmente lo que mas me ha impresionado de todo este suceso ha sido la actitud de los habitantes en todo el territorio japonés. Es increíble ver como han aguantado el chaparrón que se les ha venido encima con una calma y un coraje impropios de unas personas que han vivido una desgracia así. Estamos acostumbrados a ver en televisión los saqueos y las barbaridades que se han producido en otros países en situaciones semejantes, y en donde los militares y policías han tenido que actuar para imponer el orden. Resulta "agradable" ver las colas que se generan en los comercios y supermercados para aprovisionarse de comida y otros neceseres imprescindibles y cómo la gente aguanta pacientemente a que llegue su turno sin más, supongo que la procesión va por dentro y el sufrimiento también.
A la pregunta de qué me ha impresionado más de todo esto me quedo con una palabra"disciplina"


Pau Maestre

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