Barcelona, 15
agosto de 2012
Querido
padre:
Te escribo
estas lineas para decirte que te hecho mucho de menos y aunque solo
hace dos meses que me marché del pueblo, las horas se me hacen
eternas al no estar a tu lado. Ya sé que la vida tiene que seguir su
curso y que lo primero es mi educación y que no hubiera podido
cursar mis estudios quedándome en casa pero esto es duro, y me va a
costar mucho tiempo adaptarme. Por aquí, todo marcha bien, tengo dos
buenos compañeros de piso que me ayudan mucho en todo, uno se llama
Juán, y el otro, casualidades de la vida, Pablo, como tú. La
universidad es lo que me esperaba y había visto por televisión en
las películas: “aquí, todo el mundo va por su cuenta” y para un
chico de pueblo como yo, acostumbrado al contacto con las personas,
es duro, pero ya me acostumbraré pues tengo claro que cuando vuelva
al pueblo será para abrir mi despacho de abogado y esto querrá
decir que he triunfado en la ciudad condal. Si te cuento todo esto es
para decirte solamente que te añoro, pero que estoy bien. Cuidate
mucho y sobretodo no olvides tomar tus medicamentos, pues cuando
vuelva quiero encontrarte en plena forma.
Contéstame
pronto por favor.
¡Tu hijo que
te quiere!
José
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