Carta
para una despedida
Querida
Isabel:
Cuando
recibas esta carta ya estaré muy lejos de aquí. Si, me he marchado
para no volver nunca más. Tus dudas sobre nuestra relación al final
han podido con mi voluntad y ganas de estar junto a ti. No te culpo,
es tu manera de ser pero no estoy dispuesto a compartir este juego
contigo pues me da la impresión que eso he sido para ti, una
distracción a la que has manejado a tu antojo pero a la que yo he
puesto fin. Intentaré empezar una nueva vida lejos de aquí y
sobretodo, muy,muy lejos de tu influencia que tan negativa creo que
ha sido para ti. Costara olvidarte, lo sé pero también sé que lo
conseguiré y espero que algún día, este rencor que siento en estos
momentos hacia tu persona, se convierta en cariño y estimación, que
es lo máximo a lo que puedo aspirar pues el amor se marchó y no sé
si volverá. Por favor, no me busques, ni me llames, si algún día
te importé ¡olvidame!
Ivan
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